MURIÓ EL TRIUNVIRATO
La Confederación General del Trabajo (CGT) transita, una vez más, momentos de incertidumbre. El 30 de septiembre de 2018 será recordado como el día que “murió” el triunvirato.
La confirmación oficial, de la salida de Juan Carlos Schmid de la conducción cegestista es definitiva. La novedad fue difundida por el moyanismo y confirmada por los Gordos, a través de Héctor Daer.
J.C. Schmid, según señalan allegados, abandonó su cargo en CGT por cuestiones de salud y desgastado por la relación tirante con el sector más dialoguista de la organización.
La oficialización es porque con la salida del gremialista del transporte resta esperar qué decisión tomarán los otros dirigentes de Consejo Directivo cercanos al moyanismo.
Ellos son Juan Pablo Brey, de Aeronavegantes; Jorge Sola, de Seguros; Omar Plaini, de Canillitas; Sergio Sánchez, SUTPA; y el líder de Guincheros con fuerte presencia en la CATT (que también lidera J.C. Schmid) Roberto Coria.
Tras la muerte del triunvirato, vendrán semanas de puja interna y con la presión del ala moyanista del Frente Sindical para empujar a la conducción a convocar a elecciones en el corto plazo.
Lo natural sería que Andrés Rodríguez, actual Secretario Adjunto de CGT, se quede con el sillón de J.C. Schmid. Aunque en el mundo actual cegetista hablar de seguros sería un pecado.
La salida de J.C. Schmid abre un sin fin de interrogantes, no sólo en la central sindical sino también en el ámbito del transporte, el sector clave para dar eficacia y contundencia a cualquier medida gremial.
El final del triunvirato es un haz de luz para Pablo Moyano y su sector en la disputa por la conducción de la CGT, luego del armado del Frente Sindical y la alianza estratégica con Sergio Palazzo.
Por el otro lado seguirán los Gordos e Independientes que buscarán sostener el control del sello cegetista, endureciendo el discurso y acciones frente a una realidad cada vez más dura para el movimiento obrero.