viernes, abril 19, 2024
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La Comunidad Mbya Guaraní de Chafariz Clama por Falta de Agua

La comunidad mbya guaraní Chafariz, tiene alrededor de 104 hectáreas y está ubicada en la jurisdicción de San Vicente y a unos 40 kilómetros de El Soberbio y cercana a Colonia Aurora. Sus habitantes padecen desde hace ocho meses la terrible falta de agua. Hace más de un mes la empresa de perforaciones retiró la bomba y no hubo más noticias en la comunidad integrada por 26 familias, entre las que hay unos 50 niños y niñas que se enferman en este tórrido verano misionero y sufren por la desidia del Estado.


«Es inconcebible que con estas temperaturas estas familias sufren por falta de asistencia del Estado, los guaraníes para llegar al arroyo más cercano deben bajar un cerro empinado y subir cargados con baldes o bidones; es una tarea inhumana.
Ellos reclaman una urgente solución, y desde el PAyS respaldamos esa exigencia, porque el agua es vida y es un derecho humano»,
señaló el diputado Martín Sereno, que estuvo días atrás en la comunidad.

«Es inhumano bajar 800 metros a la vertiente y subir cargados»
Laura Noemí Duarte, es una de las madres que vive en el sector más alto de la Comunidad Chafariz, y es parte de las 26 familias que están sin agua. Ella suele bajar el cerro que abarca entre 700 y 800 metros, donde está ubicada la vertiente del arroyo para lavar la ropa de su familia, y sufre en carne propia lo que es bajar ese cerro y sobre todo escalar con una sobrecarga pesada.
«Estamos desesperados viviendo así desde hace mucho tiempo. Yo bajo y subo por el cerro varias veces cargada de ropa para lavar en el arroyo, y después también para buscar agua para nuestro consumo. A veces bajamos temprano y volvemos a la tardecita, se nos va todo el día; pero hacemos ese sacrificio porque necesitamos el agua, que con este calor no se puede estar», dice la joven que tiene dos hijos pequeños.
Laura cuenta que antes lavaba la ropa abajo, y seguía con sus quehaceres; pero ahora no lo puedo hacer más porque el pozo y la vertiente que teníamos se secó, y no nos queda más remedio que bajar hasta la vertiente, hubo momentos en que llegué a cargar más de 30 kilos. Para bajar es rápido; pero subir es muy complicado, tardamos más de una hora, y haciendo algunas paradas en el camino, porque o si no, no se aguanta», se queja.

El tanque de la aldea desarmado y la empresa de perforaciones no apareció más
El tanque de la aldea desarmado y la empresa de perforaciones no apareció más

«No podemos vivir sin agua, hay cerca de 50 niños y niñas»
Otro de los damnificados es Irio Franco, que también sufre las penurias de bajar hasta la vertiente y después subir para transportar los bidones con agua. «Lamentablemente estamos condenados a sufrir esto, porque los que tienen que resolver nuestro problema de falta de agua no lo hacen. La gente de la empresa de perforaciones se llevó la bomba y, quedaron los caños todos tirados y nosotros seguimos sin agua».
Desde hace un par de meses las familias están esperando una solución, pero por ahora nada. «Hace ocho meses que no funciona más el pozo que teníamos. El tanque y la canilla están nuevos. Vino el personal de la empresa, desarmó y se llevó la bomba, y hasta ahora no tenemos noticias. Nosotros no podemos vivir así, entonces, le pedimos a los responsables de proveernos agua una urgente solución; con este calor no es fácil.
Tenemos que ir hasta abajo a buscar el agua, las mujeres lavan la ropa allá, y cargan más de 30 o 40 kilos, y después traer a lomo. Estamos sufriendo todo este tiempo sin agua, así que pedimos a la gente que se mueva, porque en la comunidad hay muchos chicos que se nos enferman», reclamó I. Franco.

La aldea necesita que hagan otro pozo
Además de la carencia de ese derecho humano para el uso diario, los mbya guaraní necesitan agua para sus plantaciones que no pueden abandonar porque sobreviven gracias a ellas, una razón más para reclamar una solución.
«Cuando llueve juntamos en baldes; pero ese agua que no es buena, no le podemos dar a la gurisada porque se enferma. Suele haber chicos con fiebre, diarreas vómitos y ulceraciones en la piel, con el agravante de que los promotores de salud sólo vienen hasta nuestra comunidad una vez por mes», advierten.
Mientras que Marcos Velázquez, otro de los guaraníes, lamenta no sólo la falta del líquido vital sino también el abandono de los elementos como un tanque nuevo, los insumos de las instalaciones, un pilar, y una canilla pública.
«Llevamos más ocho meses sin agua, y hace un mes que vinieron y retiraron la bomba, desarmaron para ver cuál era el problema, pero después nadie volvió a decirnos qué pasa.
Es un enorme sacrificio buscar agua bajando y subiendo más de 700 metros por este cerro. No podemos ir a cada rato. Necesitamos que se reabra el pozo seco o se construya otro para abastecer a toda nuestra comunidad», reiteró M. Velázquez.

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